La semana pasada, un alto funcionario de la administración estadounidense confirmó a la agencia Reuters que se detuvo un envío de armas a Israel. Esta decisión se tomó como muestra de oposición a las maniobras israelíes para invadir la ciudad de Rafah en Gaza.
El funcionario reveló que el envío detenido incluía 1.800 bombas de 2.000 libras y 1.700 bombas de 500 libras. Otra fuente del gobierno estadounidense mencionó que esta medida era un mensaje para transmitir la preocupación por la ofensiva en Rafah.
Además, Washington está presionando verbalmente a Israel para limitar su ofensiva y evitar víctimas civiles. Las fuerzas israelíes tomaron el paso fronterizo en Rafah, cortando una ruta vital para la ayuda al territorio.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca reafirmó el compromiso de Washington con la seguridad de Israel, aunque no abordó específicamente los retrasos en el envío de armas. El Pentágono declaró que no se ha tomado una decisión política de no suministrar armas a Israel.
Estos retrasos en los envíos de armas parecen ser los primeros desde que la administración de Biden ofreció su apoyo a Israel tras un ataque de Hamás en octubre. Mientras tanto, el conflicto ha provocado la muerte de miles de palestinos y ha dejado a muchos al borde de la inanición en Gaza.
En Estados Unidos, las protestas exigen que se retire el apoyo a Israel, incluyendo el suministro de armamento. La sociedad civil se moviliza para pedir una postura más neutral y un alto a la violencia en la región.
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